Muchas diferencias en la pareja provienen del hecho
que cada uno trae consigo su propia experiencia de vida y cultura. Aunque el matrimonio está fundado en el amor es
natural que las parejas encuentren diferencias y dificultades que deben
aprender a reconocer y resolver, para evitar el conflicto. Un conflicto
no es un desacuerdo. Los desacuerdos son normales. Pero cuando los desacuerdos
no son respetados o causan problemas en la pareja, se convierten en conflictos.
Muchas diferencias en la pareja provienen del hecho que cada uno trae
consigo su propia experiencia de vida y cultura. Es decir, con frecuencia
cada cónyuge tiene una forma de hacer las cosas y de ver el mundo muy
distintas, según lo aprendieron en sus respectivas familias o en el
ambiente donde crecieron.
En la familia cada individuo aprende cómo
resolver dificultades y conflictos de acuerdo a como lo hicieron sus padres
y quienes los rodeaban, así como la forma de expresar la rabia o frustración.
En algunas familias, por ejemplo, no se permite que los hijos expresen su enojo
o rabia. Por eso estas personas crecen no sabiendo qué hacer con estos
sentimientos. Cuando se casan, al primer signo de conflicto, ellos pueden
pensar que hay algo muy malo en su relación; que se equivocaron de pareja e
incluso deseen el divorcio.
A continuación, algunas actitudes que los
expertos señalan como de gran ayuda para favorecer el diálogo y la solución
de conflictos:
·
Con frecuencia pensamos que lo que nos gusta a
nosotros o nos alegra va a halagar a nuestra pareja. Sin embargo con el tiempo
y observación, nos damos cuenta que esto no es tal. La comunicación entre
parejas debería mejorar con el tiempo. Las parejas entre más se conocen
puede estar más atentas a las necesidades del otro.
·
Mejore su habilidad y disposición para escuchar.
No se puede entrar en comunicación con una persona que no desee escuchar. Y
para escuchar, se necesita poner toda la atención a la persona que le
habla.
·
Aprenda a expresar sus puntos de vista, deseos o
necesidades. Nadie sabe mejor lo que una persona piensa o necesita que ella
misma. Por lo tanto esperar que la otra persona le adivine el pensamiento
es irreal.
·
Tenga una mente abierta donde puedan caber
otras opciones y formas de ver una realidad. Nadie posee toda la verdad. El punto
de vista de otro puede además enriquecerle.
·
Diga las cosas sin ofender, procurando dar a
la otra persona el beneficio de la duda. Esto quiere decir, que al expresar un
desacuerdo o enojo sea capaz de usar un lenguaje que exprese el interés
por saber o comprender el porqué de las actitudes o comportamientos de la otra
persona, sin culparlo o descalificarlo. Por ejemplo, diga: “¿Lo que quieres decirme
es que te molesta mi desorden?". Esta es quizás una de las mejores
herramientas para la comunicación.
·
Procure hablar de un asunto a la vez, no se
salgan del tema. No caiga en la trampa de responder a insinuaciones o conductas
destructivas que desvíen la comunicación y hagan que el conflicto se
agrande.
·
Procure asumir la responsabilidad por
aquello en lo que usted considere que ha contribuido al problema. Puede decir,
por ejemplo, “yo reconozco, o, lamento que yo...”. Cuando se intenta resolver
un conflicto con frecuencia se busca la reconciliación. Pero si no
tomamos responsabilidad por nuestros actos o pedimos disculpas, el
encontrar una solución al conflicto será más fácil.
Aunque todas estas habilidades le serán de mucha
utilidad se debe reconocer que quizás, lo más importante para la buena
comunicación es el cómo se ve usted mismo(a), es decir, su auto estima.
Esto significa valorarse y al mismo tiempo saber reconocer sus errores.
Finalmente, no olvide tratar de ponerse en el lugar del otro, es decir,
esté dispuesto a reconocer que en muchas ocasiones si usted estuviera en las
mismas circunstancias posiblemente actuaría igual o quizá hasta peor.
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